Pocas veces te veo y paso de largo,
quisiera deternerme,
desearía gritarte,
para que entiendas qua hay obstáculos por doquier
y que todos los días tropiezo con papeles de escritorio.
Siento que estoy perdiendo tu imagen en el camino.
/
Quisiera pisotear mi reloj para retrasar tu partida,
pues cada segundo en viaje
es un dolor jamás sentido en el corazón,
en el estómago y en mi garganta anudada de sentimientos.
Te juro que esta extraña sensación me está matando
y ni siquiera la imaginas.
/
Y por si no lo sabías,
ya no sé cómo luchar,
ni menos cómo derribar los muros de tu corazón
con un agotado poema de fin de año,
que apenas se asoma a tu ventana.
/
Es que de conquistas soy un aprendiz sin destino
o tal vez sea un cobarde que le teme a tu rechazo.
Soy un cobarde, soy un cobarde,
soy un poeta sin remedio...
Y quién sabe si tú eres una cobarde
con gran miedo a conocer el amor.
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