He dejado que cante la golondrina por todo el verano,

he dejado que las flores suban ufanas hasta el cielo,

he pretendido que toda la vida tenga sentido sin tu mirada.

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Pero las nubes negras de ayer viernes me dijeron que no basta,

que ya no basta con aguantar las lágrimas,

pues antes de lo previsto mi amargura se ha derramado desde el cielo a raudales.

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¿Acaso no te da cuenta que es marzo y está lloviendo?

¿Acaso no te das cuenta que soy yo, una vez más, haciendo invierno por ti?

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Es marzo y simplemente de la tierra has desaparecido,

justo en el momento exacto en que mi verano sacó su pañuelo para la despedida.

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La muchedumbre se fue de las playas;

Viña se ve vacío sin tus ojos.

Para mí ya es invierno... y precisamente en el mes de marzo,

cuando vuelvo al lugar en que te conocí.