Quiero que sepas que hoy,
cuando estuvimos bajo el sol en mi mesa de trabajo,
se me arrancó el pecho como vuelo de golondrina.
Estaba feliz,
el momento fue perfecto,
pero la angustia de no sentirme tuyo
terminaron mi alegría lentamente,
igual que cuando cae la noche en el estío.
¡Quiero que sepas que ya no doy más!,
pues hay preguntas que me cuelgan de los pies
y comienzo a ver todo al revés:
¿Por qué vino a ocurrirme ésto
cuando el tiempo estaba en su final?
¿Por qué por vez primera me golpea esta sensación de amor,
tan fuerte como el viento mistral del Mediterráneo?
¡Si soy un anciano con el corazón jubilado!
Simplemente no entiendo,
¿por qué mi CoRaZóN de NuBe ha vuelto a latir?
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