Tu amiga,
el hada madrina que te protege,
me dijo ayer que ya no eres la misma,
que algo te hizo daño hace un tiempo
cuando el veneno de una serpiente laceró tus sentidos,
hasta paralizar los latidos de tu corazón.
Tu amiga,
cree que necesitas agua pura de manantial,
para limpiar la herida,
calmar el dolor que la vida te ha causado,
purificar el alma que un día se quebrantó.
Tu amiga,
me ha vociferado como a un niño tonto,
pues agua de mar te ofrecí:
contaminada, inquietante, inicua,
exacerbada de sal sin brillo.
Tu amiga,
sin embargo..., no obstante...,
desconoce que el agua no se niega,
aunque sea del salobre océano,
Tal vez ella sea una víbora.
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